Has tomado algunas clases de yoga, quizá tengas un estudio favorito en donde la practicas o en tu lista de pendientes figura probar una clase; si es así, estás listo para pasar una semana en un "yoga retreat" (retiro o seminario de yoga).
En teoría una semana de ejercer esta disciplina te ayuda a minimizar el estrés, equilibrar tu cuerpo, mente y espíritu y, en el mejor de los casos, te da una nueva perspectiva de vida, pero al mismo tiempo las vacaciones deben ser divertidas y relajadas.
Si las imágenes de esos cuerpos superflexibles haciendo poses raras te desconcierta, no te preocupes, en Tides han encontrado el balance perfecto para que disfrutes del bienestar y la buena vida.
Situado en Playa la Ropa, construido a base de cascadas, lagunas, vegetación tropical y villas, el hotel Tides de Zihuatanejo ofrece un ambiente relajadamente lujoso con un servicio impecable así como el retiro de yoga que empieza con un recibimiento en tu suite con aguas frescas, una bolsa de yute para llevar a la playa y una vista al mar con brisa.
Durante tres a cinco días vas a combinar las bondades de este lugar con la práctica de yoga dirigida por Tom Morley, un instructor muy respetado en Los Ángeles, California, cuyo estilo combina varios tipos de yoga (como el Vinyasa y Yin) con ejercicios de respiración, meditación, yoga de parejas y música.
El resultado es una práctica llena de energía y complejidad que fluye mientras Tom anima, guía y sonríe. Su energía es contagiosa, no importa cuál sea tu experiencia anterior con la yoga, el sentido del humor y la alegría natural del instructor harán de tu práctica un momento disfrutable.
La rutina diaria que prepara el hotel para ti está llena de detalles: un predesayuno de té o café al despertar en tu suite, después caminas entre palmeras vestido de ropa cómoda y ligera para reunirte en la gran palapa sobre la playa.
Ahí te esperan con agua, toallas, mats de yoga y la mesa puesta para un desayuno ligero de fruta, yogur y jugos frescos antes de empezar tu clase. Intercambias saludos con tus compañeros yogis y disfrutas de la vista de la playa.
A las nueve, Tom empieza la clase. La primera sesión inicia despacio, él la hace fluir con música y posturas para que tu cuerpo vaya despertando al ritmo de las olas. Terminas sudando y con mucha energía, suficiente para seguir tu día de descanso.
Tienes tiempo libre para disfrutar del hotel, hacer una excursión o rendirte al culto al sol con un libro. También te puedes dar un tratamiento en el pequeño spa, el más característico es el Lava Shell Therapy con conchas y algas marinas.
En la tarde, alrededor de las siete, cuando el sol está por desaparecer, te reúnes para una segunda sesión de yoga. Esta vez Tom la hace más energética. Las posturas fluyen rápidamente, entre guerrero I y II ves la puesta del sol, respiras la brisa con cada inhalación y oxigenas tu cuerpo, alientas tu espíritu, y sudas mucho.
Agua de pepino o natural te refresca al final de la sesión. Tom atiende a cada uno de sus alumnos de manera individual, sugiere correcciones y te anima. Su risa que acompaña tu práctica es contagiosa. Al terminar regresas a tu suite para refrescarte y cambiarte para la cena.
Por las noches el ambiente cambia, en la primera se programa una degustación de tequila y ceviche en el Bar Coral con todo y un maestro tequilero que te va hablando de los diferentes agaves y sus aromas.
La segunda noche hay cena en la playa en una mesa en donde te reúnes con tus compañeros a degustar un menú mediterráneo de La Marea. Iluminado con grandes velas y antorchas la noche transcurre entre conversaciones relajadas.
El Tides tiene también cenas románticas que puedes pedir a tu gusto en el islote de una de sus lagunas o una cena privada en la playa. La tercera noche hay un evento de bocadillos sofisticados y bebidas en la playa que se llama Sense of the Night.
Es como un pequeño coctel a la luz de la luna antes de cenar. Después la cena transcurre en La Villa, el restaurante mexicano en donde la comida es realmente auténtica y sus tortillas hechas a mano. La yoga de la mañana todavía está lejos y puedes darte el lujo de entregarte a los placeres de la noche.
Villas, lagunas y jardines tropicales. El fin de semana estuvo lleno de detalles para consentirnos. Nunca pensé que sería tan divertido combinar dos placeres: playa y yoga.
Un retiro de yoga, que alimenta tu cuerpo, tu mente y tu espíritu, es una gran manera de pasar un fin de semana en Zihuatanejo y, sobre todo, despierta tu vena hedonista.