Para aquellos viajeros deseosos de encontrar playas preciosas y sentirse en estrecho contacto con la naturaleza, entonces seguramente gozarán de un paraíso como Sisal, en las costas yucatecas.
Es una villa costera pequeña en términos geográficos, pero enorme en su potencial turístico. Sisal, definitivamente, tiene mucho que ofrecer para los aficionados a las playas de México y su paradisiaco entorno. Zonas costeras casi vírgenes, una biodiversidad vasta y variada e incluso valores históricos muy interesantes, todo eso está en Sisal y mucho más.
Sisal fue el puerto yucateco de más relevancia desde el siglo XVI y durante todo el periodo colonial, principalmente por la gran demanda de henequén que se dio en México, hasta bien entrado el siglo XIX, hasta que finalmente cedió su lugar a Progreso, como el puerto preponderante del estado.
De entre las construcciones históricas que engalanan Sisal, cabe mencionar el Fuerte de Santiagol, al cual en 1845 se le adicionó un lago. También se conserva hasta nuestros días el edificio de la ex aduana, acondicionado como biblioteca y centro cultural para los lugareños. Alrededor de esta comunidad costera pueden observarse restos de viejas haciendas y vestigios mayas prehispánicos, que seguramente servían como enlaces comerciales con el área del Golfo de México.
En fechas recientes el muelle de Sisal fue remozado y en él, los turistas pueden dar un apacible paseo, mientras gozan de la brisa del mar. Pero para quienes deseen más belleza, en el marco de su viaje, además de playas magníficas, Sisal también ofrece el mejor acceso a la Reserva Estatal del Palmar, mismo que limita con Celestún, muy admirado por los muchos flamencos que viven allí.
En Sisal además, hay cuatro excelentes miradores, colocados de manera estratégica para observar las aves migratorias que año con año arriban a este santuario, por ejemplo, el pato canadiense.
Sisal está ubicado al poniente del estado de Yucatán, a 49 km. de Mérida siguiendo la carretera Caucel-Hunucmá.