Una bahía muy favorecida -Puerto Vallarta

Dicen que allí quedan las mejores playas en la costa del Pacífico de este país.

Con 350 días soleados al año, la ciudad colonial y moderna a la vez es la puerta de entrada ideal a un destino en expansión,méxico.

Nuevo Vallarta, Sayulita y San Pancho son algunas de las mejores paradas en la prodigiosa Riviera Nayarit, la franja de 305 kilómetros de espectaculares playas, desde Puerto Vallarta hasta la Boca de Tepacán

Por Silvina Beccar Varela | Para LA NACION

Mande usted, contestan los vallartenses ante casi cualquier consulta, con una amplia y húmeda sonrisa. En Puerto Vallarta, corazón del Pacífico mexicano, en el estado de Jalisco, la hospitalidad no es cuento.

La sonrisa será húmeda por el calor: se habla de 350 días de sol al año. Y en épocas de precipitaciones, difícil que la lluvia dure mucho tiempo. El lenguaje provocará otra sonrisa, con ese canto amable al oído nuestro, que no deja de sorprender. Por ejemplo, algo excelente es bien padre o padrísimo.

Colonial y moderna a la vez, Puerto Vallarta cumplió el 31 de mayo último 97 años como municipio y 47 como ciudad. Se recorta sobre la bahía de Banderas, una de las más grandes del mundo, con la Sierra Madre Occidental por un lado y el mar por el otro. La fama le llegó en 1963 de la mano de Richard Burton y Elizabeth Taylor, que se mudaron allí a dos casas comunicadas por un puente para vivir su historia de amor. Habían arribado con John Huston para filmar La noche de la iguana en la cercana playa de Mismaloya.

Dicen que las mejores playas del Pacífico, en todo México se encuentran en la zona de Puerto Vallarta. De aguas cálidas, resultan ideales para descansar blandamente hechizado por el sol que invita a la indolencia, hacer deportes náuticos u observar tortugas marinas y ballenas jorobadas. La misma ciudad tiene sus playas frente al Malecón y, a medida que se alejan de ésta, se vuelven menos accesibles y más exclusivas.

Playa Dorada (frente al Malecón), Playa de los Muertos (gay friendly, con su propio muelle) y Boca de Tomatlán, entre otras, se suman a las reconocidas arenas del sur, donde se mezclan con la selva. A algunas de éstas, como Majahuitas, se accede solamente desde el Muelle de los Muertos o desde Boca de Tomatlán tomando un water taxi o lanchitas que tardan de 5 a 20 minutos: se destacan Caletas, Yelapa, Quimixto, Las Ánimas, Mismaloya, Las Gemelas, Conchas Chinas, y Colomitos.

LA VIRGEN DE GUADALUPE

Conviene recorrer la ciudad a pie para descubrir su Malecón, los barrios y los bares de la Zona Romántica, y maravillarse con las casas blancas de techos rojos que se trepan a la sierra, las comidas, las bebidas típicas y las artesanías en el centro histórico. Éstas son algunas de las muchas posibilidades en el pueblo de los patasaladas, nombre que se dan a sí mismos los vallartenses de la primera hora.

Los mexicanos son guadalupanos antes que cualquier otra cosa: siempre hay un altar de la Virgen en todo emprendimiento, casa, carro, puesto de comida, playa y hasta en los lugares menos verosímiles. Vallarta cuenta con su iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, que cumplió 93 años, lindera con la Plaza de Armas, donde los domingos se baila el danzón.

Cualquiera que sea la religión que profese, nadie podrá ignorar la omnipresencia de la Virgen de Guadalupe, también conocida como Tonatín por los indígenas, siempre cubierta de pétalos de rosa y velas encendidas. Las mismas velas que iluminan las cientos de calendas que se realizan a diario, procesiones religiosas de las festividades del santo patrono de cada rincón de esta tierra, alimentando así el sincretismo religioso presente en todo el territorio.

Durante los doce primeros días de diciembre se realizan las procesiones en honor a la Virgen y el 12 es la peregrinación más grande, llamada de los Favorecidos, donde las personas que han recibido milagros y bendiciones se reúnen para agradecer; es la fiesta más grande y colorida, con la que culminan estos 12 días de jolgorio.

Al subir por la colina, detrás de la iglesia está el mirador, y más arriba el área llamada Gringo Gulch, de callecitas de piedra y casas hermosas en las que muchos extranjeros se instalaron luego que Elizabeth Taylor y Richard Burton hicieran punta.

POR EL MALECÓN

Vallarta es una ciudad para caminar y toparse con vendedores de conos de mariscos o de una bebida extraña y lechosa llamada tuba, de agua de coco. Por el remodelado malecón, especialmente al atardecer, cuando el sol rojo agoniza en el agua. Son dos kilómetros de rambla empedrada con esculturas al aire libre, tiendas y cafés.

La escultura más famosa es la del caballito de mar, que no falta en ninguna carpeta de fotos. En cambio, para Sojey Cárdenas, guía de Visit Vallarta, la obra más hermosa es En busca de la razón: en ella tres personas intentan subirse a una escalera. Quien no pruebe subir (aunque no encuentre la razón) no fue a Puerto Vallarta.

Se puede descansar un ratito en el muelle de Los Muertos, con vista a la playa homónima, construcción moderna que se adentra en el mar unos cien metros y sirve como vínculo entre la gente, los taxis marítimos y los barcos que se acercan para trasladar a los viajeros hacia playas del sur como Las Caletas, santuario de fauna marina y vegetación selvática.

Otro recomendado es el mercado de productos donde se mezclan los chiles de infinitas variedades, las botellas de tequila, las hamacas, los juguetes chinos, las artesanías y el olor a tortilla frita. Casi todos los locales hablan un cocoliche de dos palabras en español y dos en inglés por la proximidad con Estados Unidos y la cantidad de turistas y habitantes anglohablantes.

UN PAÍS ESCONDIDO

Doña Tere Torres Rosas tiene unos ojos negros hermosos, profundos y sinuosos de haber sufrido mucho. Sus días transcurren hoy en la Panadería Los Pinitos, sobre la carretera 200 en Manzanillo, km 180, aunque antes vivía en otro Estado y se vio obligada a migrar. Generalmente la inseguridad no toca a los turistas en destinos turísticos resguardados como Puerto Vallarta ni en las áreas de resorts, aunque la violencia relacionada con el narcotráfico salpica las noticias de los diarios y las historias de vida que se cuelan por aquí y por allá.

"Desde los 9 años ayudaba a mi abuelita haciendo el pan, después ya lo empecé a hacer sola para ayudar en el gasto de la casa. Así transcurrió mi vida; hace tres años llegamos aquí con parte de mi familia", sintetiza doña Tere sin ahondar en detalles.

En un horno de leña hecho en la cueva de la sierra, aprovechando el terreno, prepara panes hechos con harina, agua y azúcar, sin levadura, con fermento natural. Hoy sus hijas y yernos la ayudan: son cinco familias que se turnan para trabajar todos los días desde las 3 de la mañana. La panadería ofrece panes de chocolate, cajeta, coco, plátano, calabaza y nuez, así como empanadas de queso. Algunas traen un secretito en forma de chile verde que despierta los corazones dormidos.

Esta parada forma parte del tour México Escondido, excursión que intenta salir del circuito clásico e internarse en las profundidades del pueblo mexicano. El bus parte de Puerto Vallarta hacia el sur para alcanzar, en el extremo de la bahía de Banderas, el mirador Mismaloya, que da a la caleta rodeada de selva, escenario de la mentada película La noche de la iguana. Para luego seguir hacia una zona rural de petroglifos de 1200 años hechos por nahuas, Las Pintadas.

Gabriela Hernández, guía turística especializada en historia del arte, cuenta que las etnias actuales que sobreviven, de la familia nahua, derivadas de los aztecas, son los huicholes, los coras, los tepehuanes y los mexicaneros. "Algunos viven en comunidades cerradas: no dejan entrar a nadie ni se mezclan con otras personas, salvo los artesanos y alguna región puntual como Aguamilpa", dice.

En los petroglifos sobre piedras en medio del campo pueden observarse dibujos que son puentes para comunicarse con el más allá. Ellos mantienen la religión shamánica: una especie de mago o hechicero usa sustancias alucinógenas para generar estados de conciencia y de esa forma hablar con los dioses. "Es legal para ellos, el gobierno lucha por proteger las tradiciones indígenas; no lo es, en cambio, para los mexicanos ni para los viajeros", aclara la guía.

La excursión sigue por un jardín botánico bellísimo con cientos de especies de árboles para culminar en el pueblo de Tuito y su cementerio colorido entre las serranías. Las flores frescas se ven en la mayoría de las tumbas. La muerte y la vida, los festejos y las tristezas, todo se mezcla en México más que en ningún otro lado.

Por cuenta propia o contratando un tour, es impensable llegar a Puerto Vallarta y sólo quedarse en la ciudad. Intentar entender en un viaje las culturas de los pueblos indígenas es utópico, pero este tipo de excursiones permite acercarse a su cosmogonía.

BUENAS OLAS Y PUEBLOS MÁGICOS

SAYULITA, Riviera Nayarit.- Una calavera vestida con sus mejores galas se ríe del peligro. Le dicen Catrina y su sonrisa burlona se muestra en la vidriera de Esto es México, Arte Popular, tienda de artesanías del centro de Sayulita, colorido pueblo surfero sobre la Riviera Nayarit.

Es que en México conviven la muerte y la celebración, la burla y la tragedia. "Aquí nos burlamos de todo", dice Belén, mientras pinta otra calavera más. "En el Día de los Muertos, el 2 de noviembre, se preparan altares para ellos y se los convoca para que nos visiten y coman sus platillos favoritos, vertiendo un trago de mezcal sobre sus tumbas. Al día siguiente, la comida no desaparece, pero pierde todo su sabor, que se lo llevan ellos", dice convencida. Y por estos lares todos afirman que es cierto.

Calaveras de azúcar, esqueletos, cráneos, el pan de muerto: el culto a la parca es cotidiano en todo México. Dice Octavio Paz en El laberinto de la soledad, sobre la actitud de este pueblo ante la guadaña: "...Para el habitante de Nueva York, París o Londres, la muerte es la palabra que jamás se pronuncia porque quema los labios.

El mexicano, en cambio, la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme con ella, la festeja, es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente. Cierto, en su actitud hay quizá tanto miedo como en la de los otros; mas al menos no se esconde ni la esconde; la contempla cara a cara con impaciencia, desdén o ironía: Si me han de matar mañana, que me maten de una vez".

Pero mejor todavía no. Porque la vida explota alegre y colorida en la encantadora Sayulita, pueblo sobre el Pacífico mexicano en Riviera Nayarit, franja de 305 kilómetros de costa que se extiende desde el río Ameca hasta la Boca de Teacapán en el estado de Nayarit. De mares azules y cálidos en bahías enormes como la de Banderas, donde en noviembre llegan a aparearse las ballenas jorobadas, se protege a las tortugas y a los pájaros bobos o de patitas azules en las islas Marietas.

Riviera Nayarit comienza en Nuevo Vallarta, a tan sólo quince minutos del aeropuerto internacional de Puerto Vallarta, límite con el estado de Jalisco. En la costa nayarita conviven el sol incansable, las montañas, el ecoturismo, las culturas ancestrales, las tradiciones mexicanas como el Día de los Muertos, la artesanía indígena, los pueblos de pescadores y el lujo más extremo que se pueda concebir en resorts como el Grand Velas de Nuevo Vallarta, el Casa Velas de Puerto Vallarta o el St. Regis y el Four Seasons de Punta Mita, con sus campos de golf reconocidos mundialmente.

Sayulita es uno de los pueblitos mágicos de este destino junto con San Pancho, Lo de Marcos, Bucerías, El Anclote y San Blas, entre otros, adonde se mezcla el olor al pan dulce de los carros (¿realmente es necesario llamarlos foodtrucks?) con las gallinas que pasean por las calles de piedra y tierra. Los carros pasan, muchas veces tirados por los mismos dueños, como la señora Josefina, que trae tomates silvestres o esa "hierbita que te va a curar".

Sayulita es la fiesta; San Pancho, la tranquilidad. Así dicen lugareños y extranjeros que llegan hasta aquí y se fascinan con la cultura y el clima de esta parte de México.

El primer pueblo es ideal para aprender surf, quedarse de fiesta en una noche padrísima o transitar sus tres arterias principales llamadas Marlín, Delfín y Pelícanos, para disfrutar un taco al paso o sentarse en algún bar junto al mar.

Todo es colorido: las fachadas de las casas, las guirnaldas-origamis que atraviesan las calles, y la ropa de los parroquianos y extranjeros tomando cerveza en las veredas. Más lejos, un negocio de nieves (helados) y aguas de fruta natural calma la sed por pocos pesos. En el camino destacan los puestos callejeros de artesanía huichol, una de las cuatro etnias que sobreviven en México, derivadas de los aztecas, de la familia nahua.

Los dibujos ancestrales de pulseras, tapices y cuadros representan la cosmovisión de la cultura huichol. "El marakane o guía espiritual consume peyote y recibe instrucciones y mensajes, y cada proceso de la naturaleza requiere una celebración, especialmente ligada al cultivo del maíz", cuenta Santos Carrió González, quien enseñó a su hijo la técnica de componer dibujos con hilos de estambre y pequeñas cuentas o abalorios.

POR LA CARRETERA

A 10 minutos de carretera desde Sayulita, en San Francisco se respira tranquilidad y playas de olas gigantes. Algunos restaurantes despliegan sus mesitas sobre la arena y sirven camarón al aguachile, suerte de ceviche bien picoso: dicen que los mariscos de Nayarit son los mejores de todo México.

Kristal García, cuarta generación en San Pancho, cuenta que "en 1890 llegaron los primeros pobladores y a partir de 1970 comenzó la urbanización de la mano del presidente Luis Echeverría. Cuando llegó ya había 35 familias, aproximadamente, y hoy viven 300, más una gran cantidad de extranjeros. De 2004 a 2009 se vendieron muchísimos terrenos", cuenta Cristall. Actualmente escribe el primer libro sobre la historia de San Pancho.

Muchos extranjeros se volcaron a proyectos como el Centro Cultural Entre Amigos, donde se reclica y trabaja con la comunidad para la reconstrucción de sus lazos, especialmente, con los niños (www.entreamigos.org.mx).

El pueblo se identifica con la cultura orgánica en pleno desarrollo en ecohoteles como Cielo Rojo, con restaurantes como el Bistró Orgánico (www.hotelcielorojo.com), y también es sede del Circo de los Niños de San Pancho, creado por el cofundador del Cirque du Soleil y su esposa, Gilles Ste-Croix y Monique Voyer (www.circodelosninosdesanpancho.mx).

Muerte y vida, júbilo y lamento, canto, baile y baños en aguas cálidas y cristalinas; la celebración de la vida y la muerte, las dos grandes puertas de la eternidad. Todo esto se intuye fugazmente en un viaje al Pacífico mexicano; para comprenderlo habría que permanecer por lo menos una vida en el paraíso.

EXPEDICIÓN A LA PLAYA DEL AMOR

Desde Punta de Mita parten las embarcaciones hacia las islas Marietas, una de las excursiones más famosas para practicar snorkeling entre arrecifes de coral y ver peces de colores iguales a Nemo, pájaros con patitas azules o entrar a la playa. ¿del amor? El viaje dura entre 20 y 30 minutos hasta las islas, declaradas Parque Nacional desde abril de 2005.

Nacido y criado en bahía de Banderas, una de las tres bahías más conocidas mundialmente, Josué Saucedo Castro es el guía que conduce la expedición. Tiene 33 años, vive en Bucerías, está casado, tiene dos hijos y le encanta el mar y surfear, como a casi todos por aquí. "De noviembre a abril es posible ver ballenas jorobadas, machos peleando por su hembra en celo en pleno cortejo y delfines", se entusiasma.

Actualmente la excursión consiste en practicar snorkeling hasta entrar a la playa escondida a nado a través de una cueva. Para hacerlo hay que dejarse llevar por la corriente sin luchar cuando se pone en contra. La playa en sí es pequeña y se puede estar sólo 15 minutos. Se superponen muchas excursiones, con lo cual se pierde un poco la magia y la privacidad, pero igual es bellísima.

Al salir por la gruta puede pasar que justo la marea crezca un poco y la proximidad del agua con la superficie de la roca superior se acorte. Sólo hay que esperar un poco para pasar más cómodamente, no se apure. Si sigue estos consejos no reviste mayor dificultad, pero hay que animarse. Eso sí, no es para claustrofóbicos. Algunas veces la excursión se suspende por la marea.

DATOS ÚTILES

Cómo llegar

De Buenos Aires a Puerto Vallarta con escala en el D.F. por Aeroméxico. Pasajes desde 2000 dólares.

Cuándo viajar

De abril a noviembre es época de calor y lluvias, aunque el mar se disfruta todo el año. La temporada alta comienza en noviembre y termina en marzo. Los pescadores locales sostienen que los calores comienzan con el Día de las Madres y culminan con el Día del Cartero, en noviembre.

Dónde dormir

Riviera Nayarit:

La oferta hotelera va de los hoteles de lujo como el Grand Velas, St Regis y Four Seasons, en Punta Mita, a simples casitas sobre la playa o campings. Desde 50 dólares para viajeros con mochila hasta más de 1000.

Grand Velas Nayarit, sobre el Paseo Cocoteros, lote 28, Villa 8, Riviera Nayarit, es el único resort 5 diamantes todo incluido de lujo en Nuevo Vallarta. Posee tres restaurantes de alta cocina mexicana, francesa e italiana, playa privada, piscinas varias, spa increíble, gimnasio, kid's club, entre muchos servicios más. La tarifa en base doble va de US$ 336 por persona por noche a la Royal Spa Suite con una tarifa de 10.000 dólares por noche; vallarta.grandvelas.com.mx; www.stregis.compuntamita

Puerto Vallarta

Hotel Casa Velas, sólo para mayores de 16 años, resort exclusivo con jardines tropicales, estanques de peces koi, playa, cancha de golf, suite lujosa con piscina propia o no, amenidades de baño L'Occitane. Habitaciones desde 300 dólares en base doble, todo incluido. www.hotelcasavelas.com.mx

Qué hacer

Excursión a las islas Marietas: por Punta Mita Expeditions, 250 dólares por persona, snorkel, stand up paddle (surf con remo) y avistamiento de la hermosa vida marina, incluyendo aves, delfines, tortugas y ballenas en temporada.





















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