Ni chanclas ni escotes
{{La comodidad del pasajero Vs.
los códigos de vestimenta de algunas aerolíneas}}
Mi padre subió por primera vez a un avión en 1953. Era un aparato a hélice que tardó más de dos días en llegar a París. Pese a lo agotador de la travesía, y con apenas 22 años, viajó de traje durante las horas que duró el vuelo. Diez años después, mi madre repetía la odisea a Europa enfundada en un riguroso traje sastre beige, recuerda, además de botas haciendo juego con la cartera.
Con el tiempo, reservar las mejores galas para viajar en avión también pasó a formar parte del anecdotario. Hasta tal punto cambió la etiqueta en el aire que la aerolínea Qantas dijo "basta". Al menos en sus salas VIP australianas, donde desde el 1° de este mes no se puede ingresar en chanclas, shorts, camiseta o playeras con imágenes o frases ofensivas.
Si bien el nuevo dress code de Qantas no aplica a los aviones, ni existen códigos escritos sobre el tema, cada aerolínea aplica sus propias reglas tácitas respecto de la apariencia e higiene personal de sus pasajeros.
Así es como, en 2011, Southwest bajó del avión a Billie Joe Armstrong, cantante de Green Day, porque sus pantalones estaban tan bajos que dejaban a la vista los calzoncillos. La misma aerolínea no dejó embarcar a una mujer por mostrar demasiado escote, y una pasajera de American Airlines también fue invitada a retirarse porque su playera con eslogan pro aborto podía ofender a otras personas. O está el caso del ciudadano alemán que debió abandonar un avión de British Airways (en la ruta Hawai-Düsseldorf) porque otro pasajero se quejó de su mal olor.
Hace algunos años, el personal de Aeroméxico obligó a una joven, con asiento en primera clase, a quitarse un gorro de peluche en forma animal.
Por ahora, y en cuanto a Qantas, la compañía dice que no dará el brazo a torcer en su nueva medida.
SMGH