Corfú es una isla griega situada en el mar Jónico, en la costa occidental del ??piro griego, que no suscita la atracción turística de otros territorios insulares de Grecia, como los del Egeo: Santorini, Mikonos, etc.
Sin embargo, es un rincón que resultará fascinante no sólo a cualquier visitante en busca de vacaciones relajadas, donde tenderse al sol, bañarse en aguas cristalinas y degustar la espléndida gastronomía local, sino también al que llegue con otros aspectos viajeros en la cabeza.
Por ejemplo, todo aquel que disfrute con la mitología clásica. ¿Por qué? Pues porque, según se cuenta, Poseidón siguió la recomendación de Afrodita y Eros de que los dioses debían seducir a las hijas de Asopo y Métope, así que siguió la vieja costumbre y raptó a una de ellas, Córcira, llevándosela a esa isla, a la que bautizó Kókyra en su honor y se la regaló.
De todas formas, la reseña más popular se encontrará revisando La Odisea para recordar que Corfú se identifica con Esqueria, la isla donde naufragó Odiseo (Ulises) cuando abandonó a la ninfa Calipso, la hija de Atlas, quien le había retenido en su reino insular de Ogigia durante siete años. En Esqueria habitaban los feacios, descendientes de Féax, el hijo de Poseidón y Córcira; su rey, Alcínoo, ayudó al héroe después de que su hija, Nausícaa, le encontrase maltrecho en la playa de Ermones tras haber naufragado. Claro que no todos están de acuerdo con esa identificación Corfú-Esqueria pero ¿que importa desde un punto de vista estrictamente viajero?
Insistiendo en clave histórica, tras los míticos feacios se instalaron otros pueblos, como los corintios, que estuvieron bajo la influencia ateniense y espartana, según la época. Luego llegaron los macedonios, los romanos y los bizantinos. En la Baja Edad Media, Corfú quedó en poder de Venecia, pero también pasó por manos francesas, inglesas y serbias, hasta que después de la Primera Guerra Mundial pasó a formar parte de Grecia, con el episodio invasor italo-alemán entre 1939 y 1944.
Precisamente esa amenaza inminente fue la que determinó la marcha de la familia más artista y singular que habitó Corfú: los Durrell. El clan, compuesto por la madres y sus tres hijos (el padre había fallecido en la India en 1928), se había instalado en 1935 huyendo del 'triste verano inglés' y fruto de la experiencia quedaron varios libros escritos por dos de los hermanos, Lawrence y Gerald, contando su divertida vida durante aquellos cinco años.
A un turista seguramente le interesará saber también que en la parte este se alza el Palacio de Achilleion, el sitio donde se alojaba la célebre emperatriz Sissi cuando se agobiaba de Viena y decidía escapar un tiempo. Ella misma puso el nombre de su personaje favorito al edificio, Aquiles, encargándole las obras al arquitecto italiano Rafael Caritá. ??ste lo situó asomado al mar, cerca del pueblecito de Gastouri, tras dos años de trabajos entre 1890 y 1892.
A la muerte de su propietaria, el palacio fue comprado por el káiser Guillermo, que lo restauró. Hoy, tanto el inmueble como sus espléndidos jardines, llenos de estatuas clásicas, pertenecen al Estado. Junto con otros monumentos variados que incluyen otros palacetes (San Miguel y San Jorge, hoy Museo de Arte Asiático), monasterios (Vlacherna, Paleokastrítsa, Myrtidioritssas, Antiniotti y Pantokrátoras), iglesias (Agios Spyridon, la catedral ortodoxa Panagía Spiliótissa o la católica de San Jacobo), restos antiguos (Museo Arqueológico, templo de Artemisa, Paleápolis) e islotes cercanos (Paxos y Antipaxos), además de playas, acantilados y pueblos pintorescos; todo ello, digo, forma parte del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 2007.