Disfrutar de la alberca y el mar con los bebés en las vacaciones de verano

Los bebés pueden tomar baños en la alberca y el mar a partir de los cinco o seis meses, siempre y cuando loa temperatura del agua sea la conveniente.

Si se piensa visitar durante las vacaciones de verano un destino playero o un lugar con albercas, el agua debe estar templada, pero nunca fría. Hay que introducir poco a poco al niño en ella, procurando humedecer la nuca, las piernas y los brazos. Si el agua no está a una temperatura de aproximadamente 32 grados centígrados, no es aconsejable que el pequeño permanezca en ella más de cinco minutos y siempre bajo la vigilancia de un adulto.

En cuanto se termine el baño, es básico secar perfectamente al bebé y cambiarlo lo antes posible. Hay que procurar que los ojos del niño queden libres de cloro. Y aunque hasta los cuatro años es cuando, por lo general, los niños aprenden a nadar por su cuenta, es conveniente que se vayan familiarizando con el agua, por las ventajas que ofrece esta experiencia para su desarrollo psicomotriz.

Los destinos costeros tropicales son bastante calurosos, pero el aire acondicionado resulta muy agresivo para el bienestar del bebe, por las variaciones de temperatura que se presentan del ambiente cálido al frío interior en el hotel. Lo más aconsejable es activar el aire acondicionado y apagarlo cuando la temperatura llegue a 20 grados centígrados. Es entonces cuando ya se puede hacer ingresar al bebe en la habitación.

De igual manera la mejor temperatura para dormir es de aproximadamente 20 0 22 grados. Para llegar a ella hay que bajar las persianas durante las horas del día con más intensidad solar y ventilar muy bien la habitación, procurando que el bebé se mantenga fuera de la corriente. De cualquier manera, no es aconsejable cubrir excesivamente a un niño de brazos para no sofocarlo con el calor y causarle molestias. Si se siente calor excesivo en el ambiente y no hay corrientes de aire, es conveniente refrescar al bebé con una esponja húmeda.

Por lo que se refiere a la alimentación del bebé durante las vacaciones de verano, esta debe mantenerse con la menor variación que se pueda. No obstante, es posible que el pequeño tenga menos hambre por el calor. Hay que tomar en cuenta que el cambio de agua podría causar problemas en la flora intestinal del pequeño y por eso resulta mejor ofrecerle agua mineral mientras se visite ese destino costero.

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