Hay ciudades que estimulan la circulación en bicicleta, pero el progreso trae sus propios nuevos problemas.
Uno de ellos es que, en lugares como Amsterdam, encontrar tu montura entre los cientos de bicicletas aparcadas puede ser una odisea. El estudio de diseño industrial Frolic lo ha solucionado con una ingeniosa modificación del timbre de la bici.
En esencia, lo que han hecho en Frolic ha sido combinar un chip bluetooth de bajo consumo con un pequeño actuador que pulsa el timbre. Todo el sistema ha sido impreso en 3D para poder montarlo en el interior de un timbre de bicicleta común y corriente.
El timbre tiene varios usos que se gestionan desde su propia aplicación móvil. En primer lugar, el dispositivo marca sobre un mapa la localización de la bici cuando nos separamos de ella más allá del rango de diez metros del bluetooth. Cuando volvemos a por la bicicleta, la aplicación muestra la distancia en metros que nos separa de nuestra montura. Si aún así seguimos sin verla, podemos activar el timbre cuando estemos dentro del rango del bluetooth.
La mala noticia es que el invento no está a la venta. Se trata de un prototipo que
Frolic ha desarrollado, fabricado y programado en tan solo 24 horas como parte de un programa de proyectos relámpago que el estudio mantiene. Muchos pagaríamos dinero gustosos por este timbre.