Ubicado en el hermoso Cabo de Santa María, a unos 240 kilómetros de Montevideo, la capital uruguaya y a unos 100 kilómetros de Punta del Este, tenemos a La Paloma, una pintoresca comunidad marinera, rebosante de encanto y detalles cautivadores.
La Paloma se presenta ante la mirada de los visitantes, como un sitio por demás apacible y acogedor, definido por un ritmo de vida particular, en donde el reloj y su ordenamiento rutinario no tienen cabida, y en donde los apresuramientos o las presiones cotidianas carecen de sentido.
La Paloma es uno de los balnearios uruguayos más cautivantes del departamento de Rocha. El nombre que tiene este sitio le fue dado hace muchos siglos, por los viejos pescadores y navegantes, quienes desde alta mar les parecía contemplar en las costas de esta zona, la silueta de una enorme paloma.
Sus bellas playas de diferentes tipologías- desde vastas extensiones de arena tersa y blanca, hasta diminutos roquedales y albercas naturales, con fondos de variable profundidad-, crean un ambiente capaz de fascinar al más exigente de los turistas. Quienquiera que conozca La Paloma, hallará un espacio de innumerables alternativas de esparcimiento. Todos encontrarán en La Paloma, un paraíso turístico siempre grato y no solo durante los cálidos meses del periodo estival, cuando este balneario es más frecuentado por los visitantes, sino también, en el invierno, ya que su ambiente motiva a las excursiones y el contacto directo con la magia silvestre del lugar.
Un breve recorrido en yate o velero nos permite conocer la interesante Isla de la Tuna, o gozar de un baño refrescante en las aguas del Océano Atlántico. Además, desde la elevación rocosa donde se encuentra el faro, y desde la dinámica Playa de la Balconada se puede también contemplar hermosas puestas de sol, los cuales son un distintivo de La Paloma.
Por lo que respecta a las playas de este balneario charrúa, son excelentes todas ellas, para divertirse surfeando, o bien, en la práctica del windsurf y la moto náutica. Sin embargo, destacan la Playa del Cabito, para el disfrute con toda la familia, o simplemente para tomar el sol y la Playa de los Botes, la cual todavía preserva, la tradición de la pesca local, lo que puede comprobarse con la llegada de antiguas embarcaciones, portando las capturas del día: sargos, pejerreyes, corvinas, meros, peces martillo, rayas y tiburones, entre otras especies.