Alemania

Baltrum

La Bella durmiente del mar del Norte

Baltrum, que en parte pertenece al parque nacional del mar de Frisia de Baja Sajonia, es la más pequeña de las islas frisias orientales. En medio de las marismas, los turistas pueden disfrutar del aire limpio del mar del Norte y de la relajada tranquilidad de esta isla donde no se permite circular a los automóviles.


Baltrum se sitúa exactamente en medio de las islas frisias orientales y fue reconocida como municipio de baños medicinales del mar del Norte en 1966. Con una longitud de cinco kilómetros y apenas uno y medio de ancho, la "Bella durmiente" del mar del Norte es la más pequeña del archipiélago de islas. Por lo tanto, en un largo paseo se puede rodear fácilmente toda la isla. Para realizarlo, lo mejor es situarse directamente a orillas de la fantástica playa que se extiende unos cuatro kilómetros a lo largo del lado norte y occidental de la isla. Con un ancho de hasta 200 metros, en bajamar incluso 300 metros, la playa es un paraíso para los niños en el que pueden jugar, construir castillos o tomar el sol. Los turistas descubren aquí el sosiego y la placidez de la isla.

La oferta deportiva y cultural también está muy diversificada. Un atractivo especial se presenta en la práctica de surf y de kitesurf. Los bancos de arena frente a la costa ofrecen a los principiantes unas condiciones perfectas para iniciarse en la práctica de los deportes en aguas de poca profundidad y sin grandes olas. Los clientes disfrutarán del descanso y wellness que ofrece el centro de terapias curativas de la isla, que cuenta con una gran oferta en el ámbito terapéutico: la talasoterapia y los tratamientos con cieno y fango, junto con los ejercicios de relajación son una bendición para el cuerpo y el alma.

Por las noches, para sentirse como en casa, el turista puede optar por lo que más le convenga entre una serie de alojamientos que abarcan desde apartamentos de vacaciones con un pequeño jardín hasta hoteles de tres estrellas.

Pero donde mejor se disfruta de la tranquilidad de la isla sigue siendo sentado en uno de los muchos butacones de mimbre, típicos de la playa. O todavía mejor, en agradable compañía.

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