Es verdad que hace mucho tiempo que este parque vio sus mejores momentos. Llegó a ser el sitio de esparcimiento predilecto para los habitantes de la Gran Manzana a inicios del siglo XX y hoy en día es un sitio de diversiones un tanto decadente que preserva un encanto particular de complicada descripción. Realmente vale la pena visitarlo en cada ocasión que se viaje a Nueva York.

Coney Island se localiza en los límites de Brooklyn. Es un sitio célebre por su parque de diversiones y su certamen anual de comer hot dogs, a celebrarse cada día 4 de julio, en el Nathan´s Original. Más allá de ello, es una playa muy frecuentada por los visitantes nacionales y extranjeros en el verano y un vasto paseo junto al mar en donde destaca una sugestiva y decadente feria, como de otro tiempo.

Es posible arribar a Coney Island utilizando el transporte público que ofrecen las líneas D, F, N y Q del metro neoyorquino, cuyos vagones van repletos en temporada veraniega y cada fin de semana. Todos van en masa a gozar de la luz del sol, un auténtico privilegio en estas heladas latitudes y de la gran oferta de esparcimiento, acaso desfasada sí, pero irresistible en este imperdible lugar de los Estados Unidos.

También conviene saber que en Coney Island los visitantes deben cumplir con algunos ritos. Por ejemplo, es algo obligado subirse en la rueda de la fortuna de Deno’s Wonder Wheel o en la montaña rusa de Luna Park. Igualmente imperdible es comerse un hotdog del lugar y si se tiene el tiempo y los recursos, asistir a un juego de baseball en el estadio sede de los Brooklyn Cyclones.