Los hoteles y los hostales son diferentes y ofrecen experiencias distintas.
Una opción no es mejor que otra, pero siempre habrá quien encuentre preferible a una sobre la otra
Una de las principales preguntas que nos hacemos a la hora de planear un viaje es dónde nos alojamos. Ante esa pregunta, dos de las opciones básicas son los hoteles o los hostales. Lógicamente, la opción más barata es la segunda, aunque poco a poco los hostales están empezando a posicionarse mejor y a ofrecer tantas facilidades como los hoteles, de forma que muchas veces los hostales son preferibles. Ofrecen conexión a internet, servicio de lavandería, teléfonos o consignas para las maletas.
Así, el debate entre elegir un hostal o un hotel es uno de los más presentes entre los viajeros. Sin duda, es una decisión complicada. Ambos tienen sus opositores y admiradores incondicionales, pero ¿cuáles son los pros y contras de uno y otro? ¿Qué tipo de viajeros frecuentan cada una de estas estancias? ¿Cuáles son las principales diferencias a tener en cuenta?
Dormitorio múltiple vs. más privacidad
Está claro que una de las principales diferencias es cómo vas a dormir respecto a tu privacidad e intimidad. Si reservas un hostal, especialmente si vas solo, con pareja o con pocos amigos, lo más probable es que te encuentres con que compartes habitación con otras personas. En los hostales es muy común pagar por persona. Los hoteles, en cambio, y por lo general, se reservan al revés: se paga por el tipo de habitación. Te puedes encontrar hostales con habitaciones de entre cuatro y dieciséis personas, mientras que los hoteles con habitaciones para cuatro personas son difíciles de encontrar. Evidentemente, la privacidad que aporta dormir solo en un hotel nunca te la podrá dar un hostal, que nunca podrá garantizar que estés solo. Por supuesto, si viajas con mucha gente conocida, un hostal será una buena opción, pues no dejarás de estar “en confianza”.
Comunidad vs. soledad
El punto de partida es simple: si eres una persona social y a la que le gusta conocer gente y entablar conversación a la mínima de cambio, un hostal será beneficioso para ti porque es el mejor lugar para conocer gente de todo el mundo y de diferentes edades que, seguramente, harán de tu estancia una experiencia realmente interesante. Si, en cambio, viajas precisamente para disfrutar de tus momentos de soledad y tranquilidad, o no te gusta estar rodeado de gente a todas horas y especialmente al volver a la habitación, una habitación individual en un hotel será tu elección. Y eso lo encontrarás en hoteles o pensiones, no en hostales, lugares donde “compartirlo todo” es parte de su misión.
Priorizar la comodidad vs. priorizar otras cosas
Los hoteles se presentan como opciones ideales los viajeros que buscan la comodidad por encima de cualquier otra cosa. “Ya que viajo y me gasto el dinero, que sea para estar en un sitio al menos igual de cómodo que mi casa”, podría pensar la mayoría de este tipo de viajeros; un entorno donde desconectar de la rutina, con todos los servicios, sin necesidad de preocuparse por nada más que disfrutar del viaje. Los hostales, por su parte, se caracterizan por ser espacios más sociales, donde la gente que los frecuenta busca no solo alojarse sino hacerlo rodeados de más gente con intereses y situaciones similares. Así, por el tipo de vida que se hace en un hostal, en este tipo de alojamientos se suele encontrar sobre todo gente joven, de entre 18 y 30 años. Es muy común que en los hostales se aloje gente que está haciendo un viaje de varios días visitando varias ciudades. Un ejemplo común sería el famoso InteRail. De esta forma, estar en un hostal no es solo el lugar donde duermes, sino que es una parte más de la aventura del viaje y, por lo tanto, no se priorizan los servicios o la comodidad, sino lo que te aportan las personas que te acompañan ahí.
Conclusiones: buscar servicios vs. buscar experiencias
Como decíamos al principio del artículo, una de las principales razones que nos llevan a elegir un hotel es los servicios que nos ofrece. Lo cierto es que los hoteles ofrecen muchas opciones que no encontraríamos en la mayoría de los hostales, como los cuartos de baño privados, gimnasio, bar o restaurante, etc. Los que optan por un hostal no priorizan los servicios ni la comodidad, como hemos comentado anteriormente. A este tipo de viajeros no les importa compartir habitación ni tener un baño común. Para los amantes de los hostales la ventaja no reside solamente en poder ahorrar algo de dinero, sino en la posibilidad de convivir con otras personas en salas comunes, como un comedor o sala de entretenimientos, es decir, la experiencia que se saca de todo eso.
Sea como fuere, tampoco podemos dejarnos llevar por todos los estereotipos. Ni el deseo de disfrutar de la comodidad puede encontrarse únicamente en un hotel, ni alojarse en un hostal significa vivir en una fiesta constante; ni optar por un hotel es sinónimo de viajar como un recluso, ni estar en un hostal es solo para jóvenes y mochileros.
No hay una opción mejor que otra, sino personas que tienen gustos y preferencias diferentes.
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